En un ambiente de oración y gratitud por la patria, la Iglesia de Concepción celebró este miércoles 18 de septiembre el Te Deum 2025, presidido por Mons. Sergio Pérez de Arce, junto al obispo auxiliar, Mons. Bernardo Álvarez. En su homilía, el arzobispo hizo un llamado a fortalecer la unidad y la cohesión social en el país.
La tradicional acción de gracias congregó a autoridades políticas, civiles, militares y consulares de la Región del Biobío, quienes junto a la comunidad eclesial participaron de esta oración por Chile, marcada por la gratitud y la esperanza.
Monseñor Pérez de Arce expresó un sentimiento de cercanía con los pueblos que viven actualmente guerras y violencias inhumanas. “Chile no vive aislado en el mundo, nos duele Gaza, nos duele Ucrania, nos duele Sudán y tantos otros pueblos. Nos duele la desidia del mundo para parar verdaderas masacres que matan inocentes y siembran destrucción”, afirmó.
En ese marco, valoró el reciente esfuerzo del Gobierno de Chile por traer al país a 68 ciudadanos palestinos evacuados de la Franja de Gaza, destacando este gesto como “un signo de humanidad en medio de un escenario de muerte”.
El Arzobispo subrayó que una de las tareas urgentes para el país es cuidar los vínculos que nos unen: “¡Somos todos chilenos y habitantes de esta tierra! ¡Somos todos hermanos!”.
Reconoció que la convivencia actual se encuentra dañada por la indiferencia, la agresividad y el clima de inseguridad provocado por la delincuencia y el narcotráfico, pero también destacó que en Chile existen experiencias de encuentro y solidaridad que inspiran esperanza.
Asimismo, advirtió que en este tiempo electoral las campañas políticas no pueden basarse en la descalificación: “Las campañas políticas no deben apoyarse en la agresividad ni en el insulto, sino en el respeto y la búsqueda de acuerdos”, señaló.
Durante la celebración también se elevaron plegarias por las autoridades, los niños y jóvenes, la paz en el mundo y las próximas elecciones. Un momento especial se vivió cuando estudiantes de distintas comunidades educativas de la región compartieron sus sueños y anhelos para el país, gesto que dio un tono esperanzador a la oración por Chile.